Muy semejante al azteca, el calendario maya poseía tanta importancia en los ámbitos social y político, así como en el religioso. Baste recordar que, cuando los españoles urgieron a los habitantes de Itzá a convertirse y aceptar la soberanía de la colonia, estos replicaron que un cambio semejante sólo lo podían asumir en el año maya Katun 8 Ahua, fecha en que su calendario permitía una transformación tan profunda. Para los mayas había cuatro tipos de tiempo: el histórico, que se relacionaba con los hechos de los soberanos; el de los antepasados (la genealogía sagrada glorificaba el presente); el legendario, es decir, el del primer “padre” o fundador; y el mítico, vinculado a los grandes héroes y dioses.
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